Un poquito de La Renga en Cosquín Rock.
Con entradas agotadas se vivió en Punilla el ritual anual de Cosquín Rock. Varias son las anécdotas que quedan, los destellos -algunos más brillantes y otros menos- de los artistas al pasar por los escenarios. Estiman que alrededor de 150 mil personas se reunieron en el aeródromo de Santa María de Punilla. Momentos épicos que mezclaron generaciones. Mejores condiciones de infraestructura y servicios en el predio. La mejor edición de lo que se puede leer en las declaraciones de los organizadores. El punto a mejorar y que depende de otras voluntades, el acceso. La Mestiza dio el presente con un enviado de lujo; Maxi Acosta que nos contó el transcurrir del evento a través de su mirada.
Si algo tienen estos festivales con escenarios diversos es la superposición de los line-up, las voluntades necesarias para estar temprano en el predio y no perderse de nada, y los debates entre ver los consagrados o el under, si es que eso aún existe. A las grandes tablas de años pasados, se le sumó el escenario de la Montaña, por donde pasaron bandas como los Babasónicos, La Delio Valdéz, Usted Señalemelo, Estelares y Catupecu Machu y otros más pequeños como el Paraguay, Boomerang y la tradicional Casita del Blues.
La edición 2023 fue sin dudas una de las que más variedad presentó a nivel musical, y el sábado a las 16:30 hs en la Casita del Blues -y seguramente agradeciendo el fresco sorpresivo de febrero- se subió al escenario Wayra Iglesias. Es una música que pasó por el reality show “La Voz Argentina” en su edición 2022. Su carisma es admirable y su familia es puro talento. Con un público reducido -si de comparar se trata- Iglesias se subió y deslumbró con su blues en habla inglesa. Y sacó a relucir su linaje. Ante la mirada incrédula de los espectadores, y después de hacer algunos temas sola, invitó a subir a Tete Iglesias, su padre y bajista de La Renga, y a su tío, Jorge Iglesias, baterista también de la consagrada banda rockera. Y si hay algo que a La Renga le sobra es mística, que convidaron a los allí presentes, “a los mismos de siempre” y a los demás, como el mejor plus que pudo tener el festival de Punilla.
