Durante el concierto amenazaron con dispararle a Charly

Arte y cultura 14 de julio de 2020
Fue en el shows del teatro Gran Rex, cuando el músico presentó Filosofía barata y zapatos de goma en 1990. Un tipo se subió al escenario y los guardias pensaron que se trataba de un seguidor: le pegó una patada en la cara a un miembro de la seguridad que quiso detenerlo, llegó junto a Charly y le apuntó con un arma.
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Las crónicas de la época lo recuerdan así. Un tipo se subió al escenario y los guardias pensaron que se trataba de un seguidor. Si lo era, respondía a las características de Mark David Chapman, el asesino de Lennon: le pegó una patada en la cara a un miembro de la seguridad que quiso detenerlo, llegó junto a Charly y le apuntó con un arma.

"El tipo tenía puesta como una sotana y cargaba unos libros —recuerda su stage manager Carlos "Quebracho" Rodríguez—: nosotros nos quedamos sin reacción, y si hubiera querido, mataba a Charly".

Encañonando a la estrella delante de todo su público, le pidió tranquilidad.

-Quietito: si me tocan los de seguridad, te pego un tiro -amenazó.

Charly pidió que por favor no le hicieran nada al muchacho. El tipo quiso comprobar si todos se quedaban quietos y se distrajo un segundo, que García aprovechó para arrebatarle el arma. Los de seguridad redujeron al invasor y comprobaron que el revólver era falso, pero bien pesado. Se lo llevaron y, desde el escenario, García les hizo una petición.

-Por favor: no lo maten… acá adentro.

La gente se quedó helada, y el show siguió adelante, aunque el público jamás pudo salir de su estupor. Cuando terminó todo, llegó la policía para llevarse al lunático. Charly no quiso denunciarlo.

Asi lo cuenta Darío Calderon quien asistió ese día al concierto y tenia fila 7:

"El show transcurría con normalidad. Hasta que en un momento fue imposible no ver a alguien que, sorteando a un integrante de la seguridad en el pasillo izquierdo, saltaba al escenario bruscamente, vestido con una especie de sotana o piloto.

En la subida trastabilla y vuelan papeles a su alrededor (luego se supo que eran fotos de Charly). Parecía un típico fan de esos que lo abrazan y se dejan echar del escenario sin oponer resistencia. Pero no. Da dos o tres pasos y abraza a Charly por atrás mientras le dice cosas al oído. El arma no se veía: la tapaba la cabeza de García. Pero evidentemente algo no andaba bien.

Fueron solo unos segundos. En mi recuerdo, mientras Charly dice el primer "Okey", logra quitar el arma de su sien al tiempo que Quebracho llega corriendo desde la derecha y agarra al pibe con su brazo izquierdo, fuerte, del cuello, por atrás (un poco más y le arranca la cabeza). Entre los dos lo desarman.

Charly zafa. Primer alivio.

Aparecen otros asistentes y músicos, que se llevan al pibe hacia la parte izquierda del escenario.

La atención siguió puesta sobre Charly, que rápidamente agarró el arma (que había quedado sobre su piano), como con asco, de la empuñadura, y la muestra al público: "Era de plástico… ¿Pero yo cómo sabía…?".

Segundo alivio.

Para mí, una de las genialidades del momento es que Charly no haya especulado: enseguida aclaró que el arma no era real. Éramos 3.300 personas totalmente en vilo, conmovidas.

Quizá no duró más de diez segundos, pero como dijo García luego: "Fue un momento que te encargo". (¡Para todos los que estábamos ahí!). A lo mejor no se comprenda la dimensión del suceso, pero que haya aclarado enseguida que el arma era de plástico fue determinante para la prosecución del show y para la tranquilidad del público.

A la distancia -y en este momento también- otra cosa increíble es que unos segundos después, todavía atónito, Charly girara la cabeza y al observar que había forcejeos y golpes en la base del stack izquierdo (el pibe aún estaba en el nivel del escenario; no quería bajar sino que se resistía), saliera en defensa de su agresor.

Si escuchan la segunda parte del concierto, García explica el por qué: una especie de defensa de la "no violencia" a ultranza.

Podría haberse ido a camarines. Pero no. Con pocas palabras, pidió luz de sala, convocó a su representante y ordenó: "¡Che! ¡No le peguen! ¡Esto es un recital! ¡No es un box, eh! ¡Sala! ¡Moya! ¡Arreglen eso! Acá no se viene a pegar a nadie. Nadie le pega a nadie. ¡Arreglen eso!".

Brillante. Y se va a bambalinas.

Los insultos más fuertes del público se escuchan cuando logran bajar al personaje del escenario y lo llevan por el pasillo hacia la salida.

Luego de cinco minutos, Charly volvió salir y continuó con su plan. Como siempre."

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