Delfina Cheb: Tango el electrónico con aroma de mujer

Entrevistas 31 de julio de 2020
Se lanza desde Estados Unidos con milongas, como una "forma de volver a casa". Radicada en Estados Unidos, acaba de publicar su álbum debut “Doce milongas de amor y un tango desesperado”, que para ella ratifica que “la música argentina siempre fue y será mi forma de volver a casa”
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Delfina Cheb

Fuente: Télam

La joven Delfina Cheb, radicada hace cinco años en Estados Unidos, donde cursó su licenciatura en la universidad musical Berklee, acaba de publicar su álbum debut “Doce milongas de amor y un tango desesperado” bajo producción del español Javier Limón y que para ella ratifica que “la música argentina siempre fue y será mi forma de volver a casa”.

“El tango y la música argentina siempre estuvieron ahí. En la casa sonando de fondo y en mi inconsciente y en las canciones que fui cantando e inventando”, asegura Cheb durante una entrevista con Télam.

Ese eco familiar incluye a su abuelo Ángel Olazábal, que cantaba en la orquesta de Pascual Mamome, pese a que Cheb no pudo conocerlo: “Aunque no lo conocí tengo el cassette con su foto en mi mesita de luz desde que tengo recuerdo y sé que cantaba tango porque lo hacía feliz y allí encontró a sus amigos, a la esperanza y a su hogar”.

Mientras pasa el aislamiento sanitario en Miami, donde tiene colgados en la pared de su hogar los dos títulos alcanzados en Berklee (en composición de jazz y voz) y espera por volver a los escenarios, la artista, de 23 años, trata de pisar sobre seguro a pesar de ser parte de la escudería de Casa Limón y recibir elogios de pesos pesados como Gustavo Santaoalla, Alejandro Sanz, Enrique Morente y Jorge Drexler.

En el disco hay versiones de “Milonga sentimental” (Sebastián Piana-Homero Manzi), “Milonga del trovador” (Astor Piazzolla-Horacio Ferrer), “Milonga de los ojos dorados” (Alfredo Zitarrosa), “Barrio de tango” (Aníbal Troilo-Homero Manzi) y “Milonga del moro judío” (Jorge Drexler), junto a tres composiciones de Javier Limón: “La milonguera”, “Milonga del mundo” y “Milonga grande”.

Además, Cheb creó “Milonga del Río de la Plata” y “Milonga valiente” y en yunta con el productor de Buika, Bebo Valdés y Diego el Cigala, entre más, “Milonga de las flores”, “Milonga de más allá” y “Milonga dulce”.

Télam: ¿Cómo aparece la decisión de lanzarte con “Doce milongas de amor y un tango desesperado”?

Delfina Cheb: La decisión aparece en un viaje en coche de Nueva York a Boston. Fuimos con Javier Limón y Eva Alcántara a un concierto y nos pusimos a escuchar tangos. A Javier se le ocurrió la idea de lanzar mi proyecto con un disco de tango y milongas. Yo sentí la respuesta a una pregunta que no sabía que tenía, presentarme como cantante y como cantautora saludando a mis maestros y con lo más honesto que tengo, mi patria y su música.

T: ¿Lo que proponés en tu primer álbum es una lectura, un quiebre o una transformación del tango?

DC: Siento que me quedan un poco grandes esas palabras, pero creo que proponemos pensar al tango y a la milonga como algo vivo. Algo en constante movimiento, algo que respira, que crece, que interactúa y que sigue vigente. Creo que cada vez que uno canta una canción la transforma casi sin querer. Yo canté esté disco tratando de ser honesta y humilde con todo lo que representa para mi patria y mis maestros. Lo más lindo que me pasó fue que mis amigos me digan que a raíz del disco se hicieron fans de Piazzolla y Goyeneche.

T: ¿Con qué músicas y personas querés que dialoguen estas piezas en tu voz?

DC: Creo que el álbum propone una conversación entre varias cosas con las que Javier y yo resonamos. Creo que se siente al folclore, al flamenco, a la canción, a la trova cubana. También algo del rock argentinos, maestros como Andrés Calamaro, Liliana Herrero o Enrique Morente que decoraron y me acompañaron con sus canciones desde que soy chica. Siento que le debo todo a aquellos que admiro y escucho desde siempre.

T: ¿Fue en el contexto de un espacio tan universal como la Berklee donde sentiste ese llamado de musical de tu lugar de origen?

DC: A los 17 años me fui a Estados Unidos a estudiar jazz. Me alucinaban las big bands y los grandes arreglos, el swing, el blues, me sentía fascinada por ese universo tan extraño y nuevo para mí. Por otro lado a medida que iba escribiendo mis canciones me iban acercando a casa. Sentí una necesidad inmediata de conectar con mi música. Con la palabra, con el español. Tuve la suerte de conocer a Javier Limón, que tiene un talento increíble para hilvanar ideas y poesía y música y vivencias y colores.

T: ¿Qué te generan los elogios de referentes de la música como Santaoalla, Sanz y Morente?

DC: Me emocionan muchísimo, la verdad me da piel de gallina cada vez que lo pienso o lo leo. Creo que soy muy afortunada de que gente que admiro tanto haya escuchado mi música y me acompañe en este camino. Conocer a Javier Limón y su equipo me ha cambiado la vida. Su creatividad y capacidad de trabajo me abrió la cabeza y me enseñó a mantener intacta la ilusión de hacer arte.

T: ¿De qué modo llegó Jorge Drexler a ser uno de tus padrinos artísticos (más allá de la preciosa versión de la “Milonga del moro judío”)?

DC: La mejor noche de mi vida fue en casa de Javier en Madrid, donde nos la pasamos cantando canciones antiguas sefarditas y milongas junto a Jorge y al gran bajista y cantante Avishai Cohen. No podía creer que dos de las personas que más admiro en mi vida estaban allí cantando y tocando conmigo. Es realmente una bendición poder conocer a tus ídolos y que te sorprendan aun más con su cariño y apoyo.

T: ¿La pandemia congeló la presentación en directo de este material? ¿Qué planes hay para cuando el mundo lo permita?

DC: No puedo esperar a cantar todos los días y en todas partes. Espero que podamos retomar el tour por Europa y llegar a cumplir mi sueño que es presentar el disco en Buenos Aires.

T: ¿Te imaginás ligada al tango o qué horizontes musicales te motivan?

DC: Me encantaría seguir abrazando al tango por siempre. Creo que es imposible que no sea uno de mis pilares e inspiraciones pero también querría incursionar en otros géneros. A mí me gusta cantar canciones, y espero que siempre eso sea lo más importante, la palabra y la canción. Sea del género que sea.