SPINETTA: UNA POÉTICA DE LA INQUIETUD

Arte y cultura 28 de junio de 2023 Por Sergio G. Colautti

La obra de Luis Alberto Spinetta es genuinamente poética porque la aspiración lírica, el innegociable perfil estético de su propuesta y el lenguaje verbal/ musical entendido como cruce de la imaginación permanente lo ubican para siempre en ese sitio buscado, distinguido y defendido contra la gran costumbre, la rutina y la estandarización que imponen las formas cotidianas de la existencia y los mecanismos de producción y difusión de la industria cultural.   

 El gesto spinettiano por excelencia es la inquietud, contra la quietud impuesta por la interesada comodidad del sistema. En la propuesta de Spinetta nunca lo nuevo es similar a lo anterior; la repetición es el sitio no habitado por su palabra mutante, inesperada, sorprendente. Una poética inquieta que se despliega sobre la convicción de la vanguardia, es decir, no estar donde lo buscan, escamotear la lógica de lo probado y lo concluso, reinventarse desde el riesgo permanente y vivificador. 

Si Spinetta es reconocido por propios y extraños como artista ineludible de la cultura popular argentina, una mirada más puntual nos permitirá definirlo como poeta del rock, pero en ese caso necesitaríamos precisar esos términos para ser justos con Spinetta y no incluirlo en una multitud a la que se suele designar con ese rótulo. 

Decimos poeta del rock entendiendo al movimiento rock en su sentido original y fundador: esa ideología artística juvenil que confrontó con la cultura conservadora adulta desde los años sesenta, en el contexto de la última revolución romántica de la historia. En la Argentina, durante los setenta, esa tensión cultural estalla en el campo de la producción musical y el rock nacional la moviliza en el complejo marco de la resistencia a la dictadura militar, lo que potencia y revaloriza las construcciones artísticas de esos hombres y mujeres, entre los que aparecía Spinetta con su primer grupo, Almendra. 

“Plegaria  para un niño dormido, quizás tenga flores en su ombligo, 
y además, en sus dedos que se vuelven pan, 
barcos de papel sin altamar... 
se ríe el niño dormido, quizás se sienta gorrión esta vez, 
jugueteando inquieto en los jardines de un lugar 
que jamás despierto encontrará”  ([1] ) 

El doble plano vigilia/ sueño y la figura del niño como símbolo del jardín intocado de la creación replican esa confrontación y posicionan a Spinetta, muy joven aún, en la elección de esa música como poesía y poesía como música.  En la célebre Muchacha ojos de papel (también del período de Almendra) se subrayan esas búsquedas: el amor juvenil construye castillos poéticos para diferenciarse del mundo, que aguarda tras el sueño: 

 “yo, entretanto, construiré un castillo con tu vientre 

hasta que el sol, muchacha, te haga reír hasta llorar”. ([2] ) 

La etapa del disco Artaud recoge las influencias que las lecturas del poeta francés dejan en Spinetta y subrayan la elección por una poética abismal, que va dejando las formas transparentes y conceptualistas de Almendra para internarse en los desafíos que le proponen el simbolismo y el surrealismo. 

“Aquellas sombras del camino azul, ¿dónde están?

Yo las comparo con cipreses que vi sólo en sueños.

Y las muñecas tan sangrantes están de llorar…”  ([3] ) 

En el período de Invisible (desde 1974) retoma el lirismo sin fronteras, tras el paso del rock duro y seco de Pescado Rabioso, desandando el típico itinerario spinettiano de un estilo a otro, de un tono a otro, como un viaje incansable. 

La expansión de su poética de la inquietud asume, en la etapa de Invisible, la fascinante pluralidad de un artista maduro. 

De ese período es Durazno sangrando, metáfora de la relación entre creador y creación desde la perspectiva intimista de Spinetta, ya desplegada en Los anillos del Capitán Beto, en la que un navegante del espacio busca la esencia del ser en el infinito hasta que advierte que la nave lo aleja de su verdad más personal, que está en su barrio, su casa, su mundo pequeño.  

En esa línea, Durazno sangrando dice el periplo de un durazno que cae al río y se abre para ofrecer su carozo esencial, para multiplicar la poesía en el contexto bucólico, en la íntima luminosidad de los paisajes de Spinetta, siempre entre la belleza terrenal y la imaginación celestial. 

Apareciendo otra vez donde nadie lo busca, Spinetta compone una zamba, Barro tal vez, para volver a proponer una metáfora sobre su arte poética, esta vez con figuras cercanas al lirismo folclórico, al mito de la tierra como re-creación.

Iluminaciones

La concepción que atraviesa su obra, más allá y más acá de la dinámica de la experimentación y la indagación de nuevas formas es la idea de que la creación poética es un acto personalísimo, intocable, puro y luminoso; un instante de la imaginación fuera del tiempo y del espacio pero que, desde ese lugar, mira el tiempo histórico y las cuestiones del hombre en el mundo rompiendo la perspectiva habitual, ya deshabitada por el trabajo poético. 

En la composición No te busques ya en el umbral, de la formación Spinetta Jade, posterior a Invisible, elige un discurso que sintetiza lo dicho. Desde la expansión metafórica, irrenunciable en su invención, le habla a un hombre anclado en el mundo material de la costumbre: 

“Tu ser sin querer se abrirá de la luz
se irá sin saber que lo amaban...
Ya dejaste tu día buscando las moras
hablando de los niños que escriben en el cielo” ([4] ) 

En Sombras sobre los álamos (también de Spinetta Jade), la mirada se deja atravesar por un realismo que cruza, de nuevo, las metáforas del paisaje cósmico. Entre esos planos, los niños (símbolos emblemáticos de toda su obra) cambian los cuerpos etéreos de los que “escriben en el cielo” a los cuerpos lastimados por la realidad: “niños, oh, niños, no mueran en la calle…” corroborando la perspectiva analítica de Claudio Díaz cuando habla de lo cósmico, lo ético y lo político en la obra de Spinetta. 

A esa triple mirada proponemos, desde este trabajo, añadir una visión envolvente: la comprensión poético-musical del universo, del mundo y del hombre se cruzan invisible y sutilmente en la lírica spinettiana hasta contenerlas en un cosmos esencialmente imaginado para ver, para entender y para transformar. 

[1] Spinetta L. A., Plegaria para un niño dormido (Almendra, 1970). 

[2] Spinetta L. A., Muchacha ojos de papel (Almendra, 1970) 

[3] Spinetta L. A., Cantata de puentes amarillos (Pescado rabioso, Artuad, 1973) 

[4] Spinetta L. A., No te busques ya en el umbral (Spinetta Jade, 1980)  

Referencias 

Díaz Claudio (2012) Lo estético y lo político en L.A.Spinetta, Revista Deodoro, UNC, Cba., nro. 17. 

 


 

Te puede interesar