MOCASE: Movimiento Campesino de Santiago del Estero
En la columna de “Ambiente y otras yerbas” de esta semana, vamos a empezar a desandar una serie de tres capítulos en los que vamos a recorrer el camino del MOCASE (Movimiento Campesino de Santiago del Estero).
La columna de hoy va a estar dedicada a sus inicios como movimiento.
El Movimiento Campesino de Santiago del Estero surgió a partir de la problemática de tierra de familias campesinas con empresarios que decían ser dueños de la posesión de las comunidades. Con los años el fortalecimiento de la organización a nivel provincial ha permitido frenar desalojos, ampliar el trabajo de base y territorial, generar espacios para la juventud y las mujeres, así como también fortalecer la producción comunitaria, la relación con otras organizaciones provinciales, continentales y mundiales.
Y no es casual que sea en esa provincia, Santiago del Estero, porque históricamente se caracterizó por el conflicto de la tenencia de tierras. La lucha y la resistencia a los primeros desalojos cuenta con años de existencia como la lucha de los campesinos de Suncho Pozo (1968) cerca de Añatuya contra la Empresa Trihue o en 1980 con los campesinos de Los Juríes.
En 1990 en Quimilí se conforma el Mocase con representantes de distintas organizaciones campesinas. Asumiendo como objetivo central la lucha por las tierras y mejorar las condiciones de vida de las familias campesinas. El problema más inmediato que tenían eran los desalojos “silenciosos”, ya que las familias no tenían conocimiento sobre del derecho de la posesión veinteñal que a ellos les correspondían, y que para exigirlo o llevarlo a la justicia, económicamente era costoso y además no había una organización consciente de esto.
Fue entre otras cosas el origen del Mocase, la organización para la autodefensa de los campesinos acompañado del asesoramiento legal y la defensa jurídica, teniendo conciencia de los Derechos.
Carlos Nica González forma parte del equipo Jurídico y de Derechos Humanos del Mocase. “Una comunidad es una familia, cuando desalojan a una familia ellos no se resisten, la policía tira abajo sus casas, los ranchos, los hornos, los corrales, cargan sus cosas y se los llevan y dejan algunos guardias", narra Nica González. "Hasta que esa familia avisa a la Central Campesina y esa central avisa a otras centrales y se organiza la retoma que puede ser en una semana o unos días, depende de cuan alejado este el lugar",afirma.
"Los compañeros se organizan en distintos grupos y se retoma el campo sacando a los que están de guardias. Ese proceso va acompañado de un equipo jurídico del Movimiento que está haciendo una presentación en el Juzgado, además hay solidaridad internacional y de otras organizaciones y en algunos casos hay movilizaciones” hasta que la tierra se retoma porque cada familia que defiende su vida.
La defensa de las tierras, como la obtención de los títulos de propiedad requiere soluciones profundas; así lo plantea el representante del Mocase: “La Reforma Agraria es una política integral del movimiento campesino, no sólo se pide que se les reconozca ser dueños de las posesiones sino que tiene que ver con el servicio del Estado a nivel social, educación y salud".
"A nivel nacional -dice Nica González- no hay un instrumento legal que los contenga o los ampare para regularizar sus títulos y para que esto exista es necesario decisión política, pero depende del trabajo de las organizaciones campesinas. Ellas lo deben llevar adelante porque desde el gobierno nacional o provincial no van a mejorar el tema tierra”
En los `90 el furor de la soja no dejó como excepción a Santiago del Estero. La provincia tiene a su favor lo que también es condena para los campesinos: el cambio climático y el ciclo húmedo combinado con el desarrollo de variedades genéticas de alto rendimiento con baja humedad.
La emigración como parte de ese desplazamiento es otra de las problemáticas. “Ellos (los campesinos) no quieren ir a la ciudad porque ya no hay lugar, y los lugares son cada vez más marginales, ellos no quieren ir a una villa porque simplemente tienen la posibilidad de vivir mejor en sus tierras, produciendo sus alimentos, criando sus aves, produciendo sus hortalizas, entonces no tienen necesidad de ir a una zona urbana”, dice Nica.
Las banderas por la Soberanía Alimentaria, las Semillas Criollas, la educación transformadora e inclusiva de conocimientos populares que va aconteciendo en la Escuela de Agroecología, en la UNICAM SURI, son parte del reclamo por una Reforma Agraria integral y popular
Son la fuerza y la organización campesina del MOCASE un ejemplo de resistencia y lucha por otro mundo posible.
AUDIO COLUMNA: