Comunicar sin revictimizar. Sobre el deber de informar femicidios responsablemente
El pasado sábado 7 de octubre en horas de la madrugada en Río Tercero, Silvia Fría fue asesinada por su pareja, Néstor Fabián Nieto. Fue un femicidio. Silvia era madre, pertenecía desde los 16 años a La Luciérnaga y estaba en constante movimiento trabajando en distintos proyectos, muchos de ellos vinculados al activismo contra la violencia de género. Antes de su muerte separaba papeles para reciclar en el “Proyecto Papelón”, un proyecto local que se desprende de “La Luci” para cuidar el medioambiente.
Nos llevó un tiempo poder procesar y escribir algo como la Red de mujeres y diversidades que somos. Quizás nos hubiera llevado más tiempo, porque había algo que discutir, palabras de aliento para dar, buscar las mil maneras de rearmarse. No queríamos dar la primicia. Eso no nos interesa. Pero decidimos escribir porque los medios de comunicación hablan, porque el dólar se lleva puesto todo, porque todos los días se corre tras la agenda mediática, que parece ser palabra santa. Y creemos que hay temas que se tienen que seguir poniendo en discusión. Y acá no hay inocencia, Comunicando igualdad es una red de mujeres riotercerenses que venimos de distintas disciplinas, de distintos roles. Varias ejercemos la comunicación, y sabemos que es una profesión que demanda compromiso, que somos -quienes estamos detrás de teclados y micrófonos- formadores de opinión.
Silvia sufría violencia desde hace tiempo por parte de Nieto. Sí, es verdad. También es verdad, quizás porque esta vez nos tocó de cerca, quizás porque nos sentimos obligadas, que nos pareció necesario poner en tela de juicio como los medios locales, provinciales y porque no nacionales, divulgan la información cuando lo que hay que comunicar son casos como este. Sí, ya hablamos de la primicia y el tiempo de reflexión que se agota corriendo detrás del ahora, de lo inmediato.
Siendo el año 2023, cuando estamos rodeados y rodeadas de discursos que amenazan derechos y prometen oscuros escenarios, debería ser un deber -no moral, eso lo dejamos para otros ámbitos- el poder comunicar desde el respeto. La violencia de género es circular. Vivimos y replicamos dentro de la cultura patriarcal estereotipos al infinito. Que por qué las mujeres se quedan cerca de sus agresores, que si se separaron y volvieron. Salir de un círculo de violencia es complejo. No es algo que ocurra de un momento para otro aunque estén las redes, aunque se sea consciente de esa violencia. Son múltiples las causas por las que las víctimas siguen sosteniendo su vínculo con el agresor pero ninguna de esas causas deberían ser razón para hacerlas responsables de la violencia que reciben. La culpa nunca es de la víctima. Y relatar periodísticamente desde allí es una falta de profesionalismo y empatía. Ya dijimos que formamos opinión. Lo que no dijimos, aunque resulte evidente, es que detrás de los femicidios quedan hijos, hijas, desamparo, tristeza, miedo e incertidumbre. Seguir comunicando desde esa perspectiva no hace más que legitimar desigualdades y reforzar patrones socioculturales.
Cuando comunicamos casos de violencia contra las mujeres deberíamos tener en cuenta que en nuestros discursos la violencia de género debe ser prevenida y sancionada. Desde la Defensoría del Público, como también desde otras organizaciones feministas, se ofrece material gratuito para formarse en comunicación con perspectiva de género y desde ahí se sugieren aspectos a tener en cuenta. Sostenemos que hay que mantener el tema en agenda, teniendo en cuenta la violencia en todas sus expresiones sin esperar la muerte de las mujeres para “hablar” de la problemática. Siempre se debe proteger la identidad de la mujer en situación de violencia y sólo se deben dar a conocer sus datos si se cuenta con su autorización. Debería estar de más decir que hay que evitar los detalles escabrosos y precisos que no suman nada al relato. No hay ningún tipo de justificación o motivos ante un caso de violencia hacia las mujeres (como “caminaba por una calle oscura”, “se vestía de modo provocativo”, “era muy linda y extrovertida”, “iba sola”), que no sean las relaciones de poder desigual de una sociedad machista. Evitar utilizar expresiones como “otro caso de”…. o “un caso más de…”, que generan un efecto anestesiante. Propiciar el uso de un discurso que sea conjetural y no afirmativo. Los medios no somos la Justicia. Justicia que es patriarcal y necesita una urgente modificación con perspectiva de género. Pero ese tema será para una próxima nota de opinión. Exigimos cadena perpetua para el femicida.